Hace unos años, un grupo de padres y madres empezaron a quedarse a comer varios días en el colegio, con sus hijos. No les gustaba ni el tamaño de las raciones, ni el tipo de comida, ni el proceso de línea fría que se usa de forma generalizada para conservar los platos y servirlos días después a los niños. Este sistema funciona en la mayoría de los centros educativos: los platos se elaboran y se refrigeran rápidamente, y varios días después de ser preparados, son regenerados (así se conoce al proceso de calentamiento).
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